Se acerca San Valentín el día de los enamorados, para algunos es un día especial para rendir un homenaje al amor, otros lo consideran una invención con fines comerciales. Yo soy de las que piensan que el amor se debe cuidar y disfrutar todos los días, pero como a todos nos encanta recibir algún detalle especial, sin importar la fecha, me he querido unir a esta celebración con estos corazones de merengue, nata y fruta.
Me encanta el merengue, es uno de mis dulces favoritos desde que era pequeña. Cada vez que veo merengues en la vitrina de una pastelería, me resulta difícil resistirme, es superior a mí. Me atraen su belleza (un merengue tiene una forma preciosa), su fragilidad y por supuesto, su dulzura.
Me parece que el merengue tiene algo mágico, porque la simple combinación de claras y azúcar, da origen a un dulce delicado, bonito y delicioso. Lo único que exige la receta es un poco de paciencia y seguir al detalle las indicaciones, para que el merengue quede perfecto.
¿Habéis probado alguna vez merengue con nata montada? Es la mejor combinación para un goloso, y si le agregamos un poco de fruta: frutos rojos o melocotones, por ejemplo, el resultado es absolutamente fantástico. Esta combinación también se conoce con el nombre de Pavlova y está formada por una base de merengue a la que se agrega nata batida y trozos de fruta.
Te dejo con la receta, espero que disfrutes de esta deliciosa combinación: merengue con un ligero toque de naranja, nata montada y fruta, y deseo que tengas un feliz y dulce San Valentín.
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1. Ponemos a precalentar el horno a 100º C (200º F)
2. La bandeja que vamos a introducir en el horno, debemos cubrirla con papel de hornear. En este caso, como he realizado los merengues con forma de corazón, los he dibujado con antelación y le he dado la vuelta al papel, para que la tinta no quedara en contacto con el merengue (aunque para dibujar he utilizado un lápiz normal)
3. Separamos la claras de las yemas, con mucho cuidado, para que no quede ningún rastro de yemas, ya que esto impediría que las claras se montarán bien.
4. Para montar correctamente las claras a punto de nieve, es necesario que utilices una batidora de varillas. La batidora debe estar muy limpia y sobre todo libre de cualquier rastro de grasa, para que las claras queden en el punto deseado.
5. Agregamos la pizca de sal a las claras y comenzamos a batirlas a velocidad media, hasta que veamos que han aumentado su tamaño y que ha adquirido una consistencia fuerte, porque se forman ondas gruesas sobre la superficie al batir. Hay que ser pacientes, puede tomar un rato, hasta que tenga esta textura.
6. A continuación, agregamos la mitad del azúcar glas (en polvo), de una sola vez. Lo que yo he hecho es distribuirla por toda la superficie y seguir batiendo de forma minuciosa, a alta velocidad. Porque el secreto para obtener un buen merengue, es que el azúcar se integre perfectamente con las claras y los gránulos desaparezcan, esto nos puede tomar alrededor de 10 minutos batiendo.
7. Si lo ves necesario, puedes dejar descansar la batidora 5 minutos para que no se vaya a recalentar y en seguida le agregamos la otra mitad del azúcar glas (en polvo) y batimos otros 10 minutos. Como verás el resultado es una mezcla muy consistente y brillante.
8. Para finalizar le agregamos la ralladura de naranja y la integramos a las claras utilizando una espátula con movimientos envolventes de arriba hacia abajo, para mantener el aire que hemos inyectado a las claras y que hacen que la mezcla tenga tanto volumen.
9. Para hacer los corazones, ponemos la mezcla del merengue en una manga pastelera y empezamos a darles forma. Comenzamos por los bordes, primero un lado de arriba hacia abajo y luego el otro lado, también comenzando por arriba, así delineamos el corazón y a continuación lo rellenamos, siguiendo los mismos movimientos, para mantener la forma. Verás que aunque hay que tener un poco de cuidado, pero es una tarea sencilla.
10. Cada corazón lo he repasado tres veces con la manga pastelera, para que quedaran lo suficientemente gruesos (me han quedado de 3,5 centímetros de altura)
11. En la bandeja del horno he puesto seis corazones de merengue: 4 corazones de 15 centímetros de ancho por 16 centímetros de alto y dos corazones de un par de centímetros menos. Puedes hacer los corazones del tamaño que más te convenga. Debes dejar suficiente espacio entre los merengues, porque al hornearse crecen un poco.
12. Otra opción es formar una lámina de merengue, redonda o rectangular, sino quieres ahorrarte el trabajo de dar forma a los corazones. Simplemente vuelcas toda la mezcla sobre el papel de hornear y con ayuda de una espátula lo extiendes dándole la forma que desees: redonda o rectangular. Lo ideal es que la dejes con una buena altura, para que tenga más consistencia y sea más fácil de manejar. Si la dejas muy delgada, podría resquebrajarse al manipularla.
13. Llevamos nuestros corazones al horno, aproximadamente por dos horas, y mantenemos la temperatura de 100º C (200º F), este proceso de horneado largo, a tan baja temperatura, hace que los merengues se sequen y obtengan esa textura crujiente que los caracteriza. Cuando hayan pasado las 2 horas, puedes apagar el horno y dejar los merengues dentro, hasta que se enfríen por completo.
14. Los merengues se caracterizan por su color blanco, en el caso de que los tuyos tomarán demasiado color, puedes optar por bajar un poco la temperatura o cubrirlos con un trozo de papel de aluminio y dejar que se terminen de hornear así.
1. Para montar adecuadamente la nata, lo mejor es que esté muy fría, así que deberíamos haberla puesto en la nevera desde el día anterior o por lo menos unas horas antes.
2. Comenzamos a batirla hasta que comience a espesar, entonces le añadimos el azúcar glas y la media cucharadita de extracto de vainilla.
3. Continuamos batiendo unos minutos hasta que la nata se haga más densa.
4. Aunque el merengue ya es bastante dulce, lo mejor es ponerle un poco de azúcar a la crema, así la combinación entre merengue, fruta y nata será perfecta.
1. Partimos la fruta en láminas.
2. Tomamos los merengues y los cubrimos con una capa generosa de nata montada y a continuación, les ponemos los trozos de fruta.
3. Y ya podemos disfrutar de los corazones de merengue nata y fruta.
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Sin duda es un postre ideal, como bien dices, que aúna la dulzura del merengue con la vistosidad y el sabor de la fruta ¡me ha encantado tu idea!
Cuca, gracias por pasarte por mi blog. Es una combinación deliciosa, te recomiendo que la pruebes. Bs,
Ángela