Una de las recetas más típicas de la Semana Santa, son las torrijas tradicionales, elaboradas a base de pan, leche aromatizada y huevos. Existen diferentes variaciones de la receta, en unas les agregan vino o las remojan en un almíbar hecho con azúcar o miel, pero lo más importante, es que todas están deliciosas.
La Semana Santa trae a nuestras mesas una amplia variedad de dulces, que hacen las delicias de todos los golosos. Además de disfrutar del descanso y la reflexión durante estos días, también podemos deleitarnos con diferentes tipos de dulces como: torrijas, buñuelos, pestiños, leche frita, roscos de anís y monas de pascua, entre otros.
Hoy os he preparado unas torrijas tradicionales, las que siempre preparamos en casa por estas fechas. Están elaboradas con leche y aromatizadas con canela y piel de naranja y limón.
A mí me encantan, cuando están recién hechas, muy húmedas por dentro y con el exterior ligeramente crujiente y espolvoreadas con azúcar y canela. Espero que os animéis a probarlas, aunque es un dulce muy sencillo, es absolutamente delicioso.
(10-12 porciones)
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1. Pelamos la naranja y el limón, procurando sacar la parte más superficial y lo mínimo de parte blanca, porque esta puede dar un sabor amargo.
2. Llevamos al fuego la leche con unos 100 gramos de azúcar, la piel de la naranja y el limón y la canela en rama. Yo utilizo únicamente la piel de media naranja y medio limón, pero si quieres un sabor más intenso, agrégala toda. Dejamos que la leche hierva un par de minutos, a fuego medio y luego la retiramos y la dejamos templar.
3. Entre tanto, partimos el pan en rebanadas gruesas, de alrededor de 2 cms. El grosor es importante, para que el pan no se deshaga mientras preparamos la torrija.
4. Disponemos la leche en una fuente, donde podamos humedecer todas las rebanadas de pan, por cada lado. Les vamos dando la vuelta para que se impregnen bien, lo ideal es que queden muy mojadas en la leche, pero sin que escurran, porque podrían hacer que salpique el aceite caliente. Las dejamos reposar unos minutos, para que se impregnen bien con los sabores.
5. Ponemos a calentar el aceite a fuego alto.
6. Batimos los huevos y vamos pasando cada rodaja de pan, dándole un par de vueltas por lado y lado, para que queden bien impregnadas y a continuación las freímos en el aceite.
7. Las torrijas se fríen bastante rápido, unos pocos minutos bastan para que estén listas. Así que hay que vigilarlas, para que no se quemen. Deben tomar un tono dorado y las vamos sacando sobre papel de cocina o servilletas, para que escurran cualquier exceso de aceite.
8. Lo más aconsejable, es freír las torrijas por tandas de 2 ó 3, para controlarlas mejor.
9. Cuando estén listas, mezclamos el azúcar que nos quedaba (unos 50 gramos) con canela en polvo al gusto y con esto espolvoreamos bien cada torrija y ya están listas para comer las torrijas tradicionales.
Otras personas prefieren rebozar en el azúcar cada torrija, pero yo prefiero espolvorearlas, porque así controlo mejor la cantidad de azúcar que lleva cada una y me parece que quedan en su punto justo de dulce.
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Ummm...no me canso de comerlas!! deliciosas!! Bs.
Gracias, Julia. En casa nos pasa igual, nos encantan las torrijas. Besos